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lunes, 5 de febrero de 2018

Concentración en #Barakaldo por unas #PensionesDignas.

mostrando su apoyo en la concentración en por unas .

 

La reforma del Gobierno de 2013 va a empobrecer a nuestros pensionistas un 30% en veinte años

La Unión General de Trabajadores alerta que el proceso de empobrecimiento de los pensionistas en nuestro país, en los próximos años, será uno de los más intensos de todos los países de la OCDE, debido a la reforma del Gobierno de 2013. En este sentido, para el sindicato, las conclusiones relativas al sistema de pensiones español, contenidas en el informe anual de dicho organismo, conforman una visión sesgada y distorsionada de nuestro sistema, ya que presentan un sistema "generoso" que, en absoluto, lo es. Ni lo es, ni lamentablemente lo será en el futuro, sino todo lo contrario. Salvo que no se modifiquen las medidas adoptadas en 2013, las pensiones se empobrecerán considerablemente.
Así, UGT califica de "muy sorprendente" que la OCDE no tenga en cuenta la previsión, a largo plazo, la tasa de reemplazo (es decir, la pérdida de poder adquisitivo que supondrá acceder a la jubilación), cuyos datos han sido facilitados reiteradamente por el propio Gobierno tras la aprobación de la reforma de pensiones de 2013. Según esos datos oficiales, la aplicación en España del índice de revalorización y del factor de sostenibilidad hará que la tasa de reemplazo de las pensiones se reduzca desde el 81% actual a un 48% en 2060.
Tampoco tiene en cuenta, para calcular las tasas de reemplazo de España, el conjunto de los datos que ofrece OCDE para todos los países. Así, las tasas de reemplazo varían considerablemente según el nivel de los salarios. Mientras en el caso de los salarios elevados, el sistema español de pensiones aparece en una posición relativamente elevada, para los salarios bajos, que son los más frecuentes y que afectan a un mayor número de trabajadores, la posición se aproxima mucho a la media y abandona los puestos 'más generosos' de la lista.
 Además, según los propios datos del informe de OCDE, las tasas de reemplazo españolas son las que más se reducen, junto con las austriacas, entre el momento de la jubilación y los ochenta años de edad. 
Para UGT, esto es consecuencia de los resultados de la reforma de 2013, que rompió con la revalorización respecto al IPC y estableció un mecanismo de devaluación de las pensiones (el Índice de Revalorización que, según cálculos del FMI, provocará una reducción en términos reales de un 30% de la pensión a lo largo de veinte años). Hay que destacar que, según los cálculos mucho más modestos de OCDE, la caída de la pensión a los 80 años reducirá la tasa de reemplazo de la pensión más del doble del promedio de la OCDE y mucho más aún que el conjunto de los países europeos. Es decir, en los próximos años, a medida que cada pensionista vaya envejeciendo, estarán sometidos a uno de los procesos de empobrecimiento más intensos de todos los países.
Las rentas de la tercera edad en España suponen el 63% de la media de la UE-15
Teniendo en cuenta las tasas netas de reemplazo, en las que actúan no solo los mecanismos del sistema de pensiones sino los tributarios (y que son aún más relevantes para comparar los niveles de renta neta de los pensionistas entre los diferentes países), las pensiones resultan ser menos "generosas", mostrando una mayor diferencia entre las de los salarios altos y los bajos.
Datos de Eurostat revelan que, descontando la devaluación salarial realizada durante la crisis, las tasas de reemplazo agregadas (posiblemente más significativas que las individuales en este tipo de comparaciones) de las pensiones españolas se encuentran en el grupo de las más bajas de la UE.
Por otra parte, tomando en consideración todas las prestaciones sociales asociadas con la vejez (no asistenciales), no solo las pensiones, las rentas en la tercera edad son extremadamente bajas: el 63% de la media de la UE-15, comparando debidamente en paridades de poder de compra. Para UGT, esto supone una situación muy deficiente del sistema de protección social español, que choca frontalmente con esa imagen distorsionada y parcial de generosidad en las pensiones.
El sistema público de pensiones español no es, para nada, generoso
La OCDE señala que la tasa bruta de reemplazo se sitúa en el 82% para un salario medio en España, una de las más elevadas de la OCDE y de la UE, y por encima de la media en ambos casos. Sin embargo, este cálculo se realiza en base a un supuesto casi descartable en España, dadas las condiciones de nuestro mercado de trabajo. Estimaba esta tasa del 82% para un joven de 20 años que comenzaba su vida laboral en 2016 y cubría completo el periodo de cotización para jubilarse. La probabilidad de un caso así es muy baja por las siguientes razones:
- La tasa de ocupación en España de los jóvenes de 20 años es ínfima (entre 20 y 24 años, siete de cada diez no trabaja).
- La probabilidad de pasar un largo número de años con trabajos precarios es muy elevada: entradas y salidas del empleo al paro y viceversa, con discontinuidades en la cotización, y periodos de trabajo a tiempo parcial con bajísimas cotizaciones, etc.
- La probabilidad de que en alguna de las futuras crisis pierda el empleo indefinido, una vez que lo haya conseguido, y pase un largo periodo en el desempleo es muy elevada, a la vista de los más de cinco millones de trabajadores con contrato indefinido despedidos en esta crisis (serán más aún en la próxima dado que se ha reducido la protección frente al despido y se ha ampliado la capacidad de decisión de los empresarios en los despidos)
- Y finalmente, la probabilidad de que pierda su empleo con 50 o más años y no encuentre otro o inicie un periodo laboral devaluado salarialmente y con fuertes discontinuidades no es tampoco despreciable.
De modo que el supuesto sobre el que se quiere demostrar la "extremada generosidad" del sistema de pensiones español es muy improbable y, por tanto, de muy baja representatividad. No es el arquetipo del futuro pensionista. Algo muy propio de quien no conoce en grado suficiente la realidad laboral española (o quien podría preferir obviarla para obtener unos determinados resultados).
Por otra parte, la tasa de reemplazo de las pensiones que anunció OCDE en su presentación sobre el sistema de pensiones español no se corresponde con ninguno de los datos contenidos en el informe general de 2017 ("Pensions at a glance"). El mencionado 82% es mucho más elevado que las tasas de reemplazo, tanto brutas como netas, que se presentan en el informe general y no resulta homogénea con las tasas calculadas en el informe, ni tampoco, en consecuencia, con las comparaciones con los demás países.
En cuanto al proceso de envejecimiento de la población española, los datos ofrecidos por la OCDE no se corresponden con otras proyecciones estadísticas. De esta forma, basan los datos sobre supuestos de la evolución de la población cuya probabilidad de cumplirse es altamente discutible, ya que se desconoce la evolución de variables decisivas para determinar la población total, la población en edad de trabajar y la población ocupada, variables que dependerán de decisiones políticas adoptadas a lo largo del tiempo.
Finalmente, la previsión de gasto en pensiones en España que realiza OCDE para 2050 recoge las medidas de recorte del gasto en pensiones, como resultado de los mecanismos introducidos por la reforma de 2013 (Índice de Revalorización y Factor de Sostenibilidad), que rebajarán sistemáticamente las cuantías nominales y reales de las pensiones, lo cual entra en contradicción nuevamente con la imagen distorsionada acerca del mantenimiento en el futuro de la generosidad del sistema de pensiones español.
En consecuencia, UGT considera que, para disponer de una imagen realista y rigurosa del sistema de pensiones español, en el contexto europeo y de la OCDE, es preciso acudir al conjunto del informe ("Pensions at a glance", 2017) y en todo caso analizar con atención y rigor el conjunto de los datos disponibles. Nuestras pensiones no son ni generosas ni insostenibles. Lo que es insostenible es la reforma del Gobierno de 2013, que empobrece a nuestros pensionistas presentes y futuros, disminuye su calidad de vida y aumenta los niveles de desigualdad y exclusión social.